
La casa es grande y el corazón también. Es impresionante. Esta experiencia mía repetida: estar en mi casa necesitando algo y que alguien llame a la puerta y me traiga justo eso que necesitaba. Me pasa siempre. Cuando yo fumaba a veces lo que me faltaba eran cigarrillos. Como loca, desesperada, buscando algo que me haga fumar, cuántas veces caían las chicas (Fer, Cami) o El Negro o Marcelo (el profesor de matemáticas) o Carina con tooodos los cigarros que quisiera. Y las veces que estoy sola, con ganas de estar con alguien charlando y llama o viene el o la más indicada que me hace reír, o salir a pasear. Una vez queríamos con Juanita comer algo dulce, era madrugada, todo cerrado… de no creer… ¡caen Marcelo y la novia nueva con un budín de chocolate¡ Ñiam – Ñiam…
El viernes, el 2, Juanita se fue en tren con los Scout a las 4 de la tarde. Yo tenía una pena tan grande… me iba a quedar sola hasta el domingo a la noche, no me gustaba. No tenía efectivo, tenía unos cuantos escritos para dejar definidos, el “logócratas” de Steiner que me acababa de comprar para leer y poca imaginación. Necesitaba un "corte" un descanso pero no me atrevía a hacerlo. Llega a la 1 de la madrugada Lucía, de Neuquén, con 10, sí, diez, amigos a parar en casa.
Más papistas que el Papa. Estos eran la hincha de la murga La Porfiada. Resulta que en Neuquén hay un grupo de artistas que son fanáticos de la murga uruguaya y han formado una. Allá no existe el Carnaval, no existe de verdad, no hay ni feriado, así, esta murga en su presentación canta:
en Neuquén nació esta murga
con lo poco que tenemos.
Sin carnaval ni tablados
¡¡¡premio Nobel por lo menos!!!
Hace 5 años que trabajan, se forman con talleristas de Montevideo, estudian, ensayan, pelean y se pelean no sólo por sobrevivir y vivir la vida de murguista en el Valle de la Patagonia, además venían soñando con hacer una presentación en Uruguay. Esta semana se lleva a cabo en Montevideo el encuentro de Murga Jóven, la Secretaría de Cultura de la IMM incluyó en la agenda a La Porfiada y La Porfiada presentó el espectáculo el martes 6 a la noche con toda su porfía. Así cantaron el saludo:
Llegó La Porfiada
Y el Templo de Momo se va a alborotar
Y esto tal cual. Yo que vivo en Montevideo y con algunos murgos siempre charlo, me han dicho que fue tan perfeccionista el esteticismo de La Porfiada que lo hacen mejor que los de acá. Estuve en el Defensor Sporting, en el club donde se hacía el Encuentro ese día, estuve entre el público sumándome a la hinchada de La Porfiada, o sea con mis huéspedes, estuve en medio de la vibración. ¡Qué fuerza! ¡Cómo aplaudía y gritaba el público uruguayo! Lo que a mí me gustó mucho fue el aspecto narrativo, desde el saludo hasta la retirada. Muy buena esa magia para capturar al espectador y que siga los temas. Los temas ¿qué temas? En toda murga se canta un cuplé con un salpicón o popurrí de actualidad. El motivo de estos fue “la basura”. Sobre la basura, un doble juego. Por un lado una autocrítica como murga que canta mal: queríamos un buen salpicón / dejar bien escrachados a uno o dos / pero / el salpicón porfiado no es más que pura basura. Por otro, la basura que tiramos todos: es residuo tuyo y mío. Basura hay en las montañas, en la calle y en el río. Y esto los lleva a presentar posición sobre Botnia, canta el coro:
Mirándolo bien de lejos, nosotros somos el tacho
Europa todo muy lindo. Sudamérica un escracho
Lo que allá no lo permiten
Nos lo mandan para acá
Si total somos millones:
Uno menos… uno más…
Y la industria del papel trae sólo lo que ensucia
Lo que da guita está allá
¡fíjese usté cuánta astucia!
Vigile bien señora
La basura de la cuadra
porque la murga revisa
la analiza y se la guarda.
La retirada. Anoche se fueron todos, La Porfiada, los huéspedes, la hinchada. ¿Qué me quedó entre manos? En principio nuevos amigos, las ganas irrefrenables de volver a Nqn., algunos aprendizajes teóricos y ojos, oídos y conciencia renovada para la murga como expresión artística y social (barrial). Hasta tengo ganas de aportes como “letrista”
Uno de ellos, de los que se alojaron en casa, es cafetero. El vagabundo este tuvo un Café y ahora decidió ir a la gente, lo vende caminando y voceando en la calle. Me contó la historia del café. La planta salió de Etiopía y según su tesis el café en tanto brebaje lo introduce Oriente en Occidente a modo de “función social”: para atenuar efectos del alcohol en aquellos que se han sobrepasado quedando muy “locos”. El café para la paz. La empresa de este cafetero se llama Cafélix, porque él se llama Felix, aunque yo lo bauticé Keny Roggers. También participa del programa radial Efecto tábano siempre contando historias de café.
Otro de mis huéspedes fue un Mapuche. En Nqn. hay indios. Isaías. Es piquetero, “yo corto caminos” me dijo. Una conciencia altísima el indio este, me comenta: “yo no entiendo que acá muchos tengan el mismo problema y no se unan para resolverlo. Allá, en el 2002 éramos unas cuantas familias sin techo, sin casa. Tomamos un barrio. Hoy estamos como queremos. Gracias a los derechos de los niños y de las mujeres no nos saca nadie”. Se dio cuenta enseguida de la falta de “movimientos sociales” entre Uruguayos, de la falta de “alterglobalización” como le gusta decir al filósofo Viscardi, “cuántos locales de partiditos que ví” dijo cuando llegó de una caminata.
Hubo una pareja, Paula y Hernán, ella embarazada, que dieron muchas vueltas por Argentina, vivieron en Córdoba y no sé dónde más. Este año decidieron volver a Neuquén a radicarse porque creen que ese es el mejor lugar para formar familia, “uy! Nosotros amamos Neuquén” dijo ella sonriendo. Yo pienso: qué lindo hablar así, hace tanto que no escucho una frase tan cariñosa sobre el terruño elegido.
Lucho, el chef encargado de la cocina del Automóvil Club Argentino de Cipoletti, me dejó de regalo una remera que dice Neuquén- Patagonia argentina.
Emilio, el Niska, un batero, otro personaje… Silencioso, mira lejos, calmo, habla mucho de la madre que es una filósofa que se la agarró con Bajtín así como yo con Proust.
Yo que no quería estar sola el viernes 2 y a mi casa de puertas abiertas, entró tanto afecto, que hoy después del aluvión estoy como engrandecida. Yo necesitaba vacaciones y las tuve en mi propia casa. Corté de lunes a viernes con todo escrito, con toda lectura, con toda la atención a mis alumnos. Mis gastos corrieron esos días por cuenta de mis visitas.