TINTA ROJA

dos hermanos a impulsos de la sangre

sábado, 31 de mayo de 2008

quéserá

Cartas de Julio y de Ariel a mis días de “Lumbociatalgia”. 15 días en el infierno. 15 días en el encierro.

Che, botija quesera, qué será?Que-sos culo-inquieta y mirá que hay que darte un tatequieta o sino quesería!Dejáte de que-sos raros, y si el muchacho te lo ofrece, prendete del salamín!Pa aliviar los clambresmi viejo me decíalos sudres son buenos,mientra un zochori se comía.Tomálo con alegría,que la vida es un suspiroy la felicidad un estornudo,te lo digo yo que los mocos me dan laburo! mañana martes salgo a las 12 del CDI y paso por tu casa,no me tires con un queso,que tienen mucha grasa . . . jeje (que payador trucheli). beso, cuidate de ti, querete bien querida.Nos vemos mañana ...



Mari, te regalo una letra de Serrat:

De vez en cuando la vidanos besa en la bocay a colores se despliegacomo un atlas,nos pasea por las callesen volandasy nos sentimos en buenas manos;se hace de nuestra medida,coge nuestro pasoy saca un conejo de la vieja chisteray uno es feliz como el niño< cuando sale de la escuela.De vez en cuando la vidatoma conmigo caféy está tan bonita queda gusto verla.Se suelta el pelo y me invitaa salir con ella a escena.De vez en cuando la vidase nos brinda en cuerosy nos regala un sueñotan escurridizoque hay que andarlo de puntillaspor no romper el hechizo.De vez en cuando la vidaafina con el pincel:se nos eriza la piely faltan palabraspara nombrar lo que ofrecea los que saben usarla.De vez en cuando la vidanos gasta una bromay nos despertamossin saber qué pasa,chupando un palo sentadossobre una calabaza. Vamos niñata!!!

sábado, 1 de diciembre de 2007

Una entrada a la Filosofía del siglo 20 por Sartre (Angélica)

UNA ENTRADA A LA FILOSOFÍA DEL SIGLO XX
Y APUNTES PARA LA AUTOCOMPRENSIÓN
[1]

Ser alguien

¿No obedecer a nadie?
¿Vivir como quiero?
¿Libertad?
¿De qué?

Pienso sobre Sartre. Libero aquí una recepción después de lo que escuché y leí en el Seminario al que asistí en el invierno del 2007 junto al grupo Noesis de Montevideo, en Unión Latina. Ahí estuvimos leyendo fragmentos de unos cuantos libros de este filósofo existencialista, básicamente El ser y la nada. Pienso en Sartre no para definirlo, ni objetivarlo, ni objetarlo, sí para hacer ejercicios intelectuales desde él y con lo personal entrañable. Usarlo. Sacarle algún provecho a lo que se lee cuando se levanta la cabeza. Desarrollar, narrar (novelar, si se quiere) lo que Roland Barthes, en 1970, llamaba texto-lectura, atendiendo la fuga de asociaciones probablemente inconsistentes y sobrepasando intenciones del propio Sartre.
Pudo haber sido, la irrupción del existencialismo, una moda arrasadora muy comprometida con la cultura urbana: poleras negras, Café de la Flor, pareja libre. Y leer El ser y la nada, fundamental, maremagnum de 1943. Que se entendiera, eso era otra cosa, porque había que tener base filosófica siendo que El ser y la nada arrancaba de Ser y Tiempo (de Martín Heidegger, Alemania, 1927). Recién cuando Sartre dio la conferencia El existencialismo es un humanismo, en el ’46, sí, ahí sí a lo mejor se empezó a ver que el hombre no es, se hace, que eligiendo se va dando el ser, se va creando a sí mismo.
La filosofía sartreana, como otras que conocemos, no vive si no es con fundamentos. La sed que da sentido absoluto aquí es la libertad humana, el Dios de Sartre –podría decirse-, un absoluto instantáneo que se va realizando cada vez. No hay esencia humana –eso decía el filósofo-, la realidad de cada hombre se hace de a poco, de puro ir eligiendo, hasta que en algún momento hay un ser. Fácil: todo lo que se hizo, eso es lo que se es. Por eso Sartre dijo –y es famoso en esto - que el hombre está condenado a ser libre. De muchas maneras lo dijo: no somos libres de dejar de ser libres, estamos obligados a decidir, la libertad es el hombre, somos libres de elegirnos, la libertad nos constituye. Es una posición que se toma. Para los europeos parece que todo esto está pasado de moda. Pero la moda incentiva trabajo, no es tan demencial, no es sólo efervescencia del mercado, es una de las formas del viraje en 360 grados ¡Interesante! Como las obras clásicas, las obras de Jean-Paul Sartre (1905-1980) no pertenecen a su tiempo sino a todos los tiempos, es decir, a ninguno. Digo yo que, ahora, acá, en este Sur, no vendría mal poner, un poco de moda a “Sartre”
[2], a ver si se puede recuperar algo de todo el deterioro del humanismo de los últimos 40 o 50 años.
Pensemos con algunos cachitos de sus textos en las condiciones que tenemos: confieso que en El ser y la nada no encuentro frases que me cautiven, como sí en Las palabras (de 1964), en ¿Qué es literatura? (de 1947) y en Lo imaginario (del ‘48). Además soy parte de las generaciones que lo han salteado, que lo hemos pasado por arriba
[3]. Pero aparte se sabe de mi pasión y estudios comprometidos con expresiones artísticas, con las que requieren la dimensión narrativa: las novelas, la cinematografía, las ficciones de la tele, las canciones, la literatura.

LIBERTAD. Hay un ensayo en el que Sartre anota esto: “[…] los franceses, que vivimos desde hace tres siglos a expensas de la libertad cartesiana, entendemos implícitamente por ‘libre albedrío’ el ejercicio de un pensamiento independiente más bien que la producción de un acto creador, y finalmente nuestros filósofos asimilan […] la libertad como el acto de juzgar.”
[4]
Esa sería una idea intelectualista en cuanto a la naturaleza de la libertad. Podrá decir Sartre, gracias Descartes, ¡Maestro!, por enseñarnos desde tu época tan autoritaria que la libertad es fundamento del ser, pero, hace ver nuestro filósofo, que no sólo es la facultad de juzgar o la adhesión a alguna evidencia, lo que hace a un hombre más o menos libre, no hay que olvidar que de la libertad se puede hacer y tener una experiencia. Cada hombre es hombre entre los hombres y cosa entre las cosas, siendo así, hay millones de relaciones, de actos creados. La teoría de la libertad de Sartre, como se basa en la experiencia, puede ayudar a desarrollar la capacidad de reacción, a crear lo que todavía no es, a cambiar. Ya que es pura decisión, puede servir para orientar una búsqueda y rescatar algo perdido bajando el decibel de angustia, sirvan de obra ejemplar nuestras benditas Madres de Plaza de Mayo, ellas, paridas a una lucha política por la muerte de sus propios hijos, hicieron de un dolor íntimo un parto colectivo, de la desaparición una presencia, de la muerte un nacimiento.

MOTIVO DE ESTE DISCURRIR: La afirmación del filósofo de que la existencia humana cotidiana está condenada a la libertad de elegir, o sea, una especie de actitud social total, abrumadora, absoluta, entera. De aquí viene la teoría del compromiso que llevó a Jean-Paul a trazar una figuración encarnada en el prototipo de intelectual totalizador y comprometido. ¿Elegir qué? y ¿comprometido con qué? En principio, elegir desde chico jugar mucho con la lectura y la escritura. Así después, comprometido con varios géneros, escribió ensayos, literatura y textos para realizaciones teatrales. Luego ese compromiso político, que tuvo que ver más con “llegar a la gente” de su época, tan acordes su época para él y él para su época.
Ello es como una gran matriz que puede centrarse en una multitud de temas. En esta filosofía existencial la libertad no se detiene nunca, aun en los peores momentos de la historia, siendo así, de no poder evadirnos de ser libres, estoy pensando en unos hechos y situaciones particulares de libertad: la libertad de la lectura para algunos de los que leen en las universidades. Asistir a la universidad, o a cualquier institución de nivel terciario, como estudiante de cualquier carrera implica no zafar de leer textos, pero en algunos casos la cuestión daña como llega a dañar una piedrita en el zapato. Si uno se fija en que muchos estudiantes eligen carreras humanísticas, artísticas y de estudios sociales, y que de este modo queda inmanente la elección aluvional por las lecturas vamos a ver algunos dramas, algunas inhibiciones. Es necesario rever las condiciones de producción de la lectura y del estudio en este orbe porque ignorarlas trae el malentendido de que todos tienen las mismas posibilidades de desarrollar el ejercicio del pensamiento, la inventiva, la creatividad y el daño ya no es sólo personal, se daña una parte de la trama social. Es muy complejo el encuentro entre texto académico y percepción, en ellos hay lenguajes que sobrepasan nuestro entendimiento teniendo que vernos obligados a ser tolerantes y practicar acrobacias con oídos, ojos y conciencia. Un lector serio (mujeres y hombres de los libros) da vida a nuevos textos, ejemplo paradigmático es Freud en relación a Edipo Rey (tragedia de Sófocles, Grecia Antigua) quien estableció un antes y un después con la lectura de dicha obra, porque dejó constituido a Edipo en un ‘concepto’.

EL ASUNTO DE SER LIBRE ES UN LÍO. El profesor Milton insistía en que para entender todo esto hay que ver la libertad de la realidad humana como una dramática -regida por los principios de cualquier novela, agrego- porque cuando el hombre se aliena, se aliena su libertad. La libertad es, simultáneamente, fundamento de la alienación. El siguiente fragmento del Ser y la nada presentado en el seminario por la profesora Parodi, me hizo pensar tantas cosas…da en el centro mismo de mis preocupaciones, enseña la desdicha del para-sí, porque “mientras que el hombre está absorbido en la situación histórica ocurre que […] no puede siquiera imaginar que puede ser de otra manera [atenti, que el sufrir de ciertos estudiantes se da como existente no contemplado] es preciso invertir la opinión general y convenir en que no es la duración de una situación o los sufrimientos que ella impone los que motivan la concepción de otro estado de cosas en el que le fuera mejor a todo el mundo; al contrario, partiendo del día en que se pueda concebir otro estado de cosas [soñar con ser “autor”, por qué no] es como se hace una luz nueva sobre nuestros sufrimientos y [recién ahí podríamos decir] que son insoportables.”
[5]
Sartre continúa con el tema de no percibir que se está sufriendo, en la misma página que veníamos leyendo, diciendo que lo que pasa es que, igual que los obreros de 1830, estas personas carecen de “la cultura y de la reflexión necesaria” para poder declarar “no soy feliz” y así concebirse (imaginarse) en situación de no sufrir. Vamos a nuestros casos.

PROBLEMA QUE ES UN DRAMA. Hay una aplastante mayoría de estudiantes de nivel universitario o “superior” que están en esta situación: acomodados, resignados a un nivel de vida sufrida, la sensación que los embarga carece de ambiciones y de poder obrar con un tenor de estudio gustoso, merecedor de la juventud. Sus males son “naturales”, existen, es así, esa es la condición del estudiante. Están mal y “no entienden nada” frente a textos que hay que leer, frente a la exposición de un profesor en clase, frente a un trabajo práctico que hay que entregar, frente a una evaluación de cualquier nivel. Comprender y componer escritos (informes, compendios), ahí hay un dolor. Dominar la palabra hablada, preguntar, no poder incorporar vocabulario ni tecnicismos lingüísticos propios de cada disciplina, ahí hay otro dolor. Sufren, pero insisten en lidiar con el oficio. Eso es un existente no contemplado. Sufrir y ser estudiante parece ser lo mismo. En la medida en que el para-sí del estudiante quiere incorporarse al en-sí (decir lo que dicen los libros, entenderlo todo, hablar como los profesores, incorporar los discursos instituidos, etc.) como su verdadero modo de ser trata también de ocultar su libertad, “la libertad se oculta y aparece la angustia” (cfr. nota 1). Lo peor es que muchas veces se produce lo que el otro día yo leía en unas líneas de Isaiah Berlin, lo que él denomina “la retirada a la ciudadela interna”: el sujeto encerrado. Esto ultimo, llega al punto de cortar el paso en el desarrollo de este tramo importante de la Educación (desaprobaciones, estancamientos, abandonar la carrera, escasa ambición para las calificaciones, “con un tres, con apenas salvar, me conformo”). Es como si tuviera una gran herida en la pierna habiendo dos maneras de librarme del dolor: una con curaciones y ejercicios trabajosos, otra, acostumbrarme a no hacer nada para lo que se necesite una pierna, así no sentiré su falta. Esta última es la auto-emancipación quietista, el aislacionismo político de los estoicos, de los ascetas, de los que quedan al margen. Hay que reconocer que la relación de muchísimos estudiantes universitarios con los instrumentos de lectura es tremendamente problemática, soplo glacial de inhumanidad que paraliza la posibilidad de identificarse con estos problemas: la angustia por la lectura, las dificultades de estudio. ¡Profundo sentimiento de determinismo que establece una continuidad de existencia en-sí!

DE UN CONFLICTO PERSONAL, ALGO COLECTIVO A INTERROGAR. En la universidad está bárbaro luchar por mejores condiciones presupuestales pero también, para construir solidaridad y sociedad, debemos luchar, sus órdenes, por mejores condiciones de estudio, hacer algo por arreglar y bajar la angustia del lector de estudios universitarios, importante para empezar a darle valor y utilidad a lo que se está estudiando pese a que en este tipo de “carreras” no hay titulación intermedia. La vida de lectura y relectura, inevitable para el círculo del que hablamos, requiere el oficio de la concentración y la inventiva, la tejné (palabra griega que trae la técnica y la tecnología) y la realización (como hace el albañil). Eso requiere maestros de lectura. La generosidad de Sartre al darnos una teoría de la libertad no puede ser desaprovechada. Para una auto-gestión como lector, según vengo descubriendo en lo que vengo leyendo, Sartre aplica un principio novelesco en las lecturas. Su dramaturgia radical puede leerse en esta declaratoria de Las palabras: “había descubierto que el diccionario contenía el resumen de las obras de teatro y de las novelas; yo me deleitaba con esos resúmenes.”
[6] Es importante promover lectura liberando efluvios noveleros, sentimentales, verdes, inteligencia “inferior” si se quiere. Ya sé, la novela es un ‘género menor’, ‘un género impuro’, pero bien mirado hasta el propio Discurso del Método que inicia la modernidad –lo decía Ortega y Gasset- “es en sus tres cuartas partes narración autobiográfica”[7] (filosofía contada, historia de un espíritu). Leer el diccionario como si fuera una novela, con los conceptos como personajes de ficción y con una problemática desarrollando la intriga… ¡qué ejercicio bárbaro plantea el maestro!
La teoría de la libertad sartreana adquiere sentido al expandirse, al combinarse con otras libertades (“encuentro con el prójimo”, “multiplicidad de conciencias”, cfr. nota 1) en ese sentido abrir un texto es abrir la realidad, es una de las formas del compromiso porque, como el mismo Sartre dice en Qué es la literatura, “[la libertad de quien lee] por el sólo hecho de abrir el libro, reconoce la libertad del escritor”
[8]. Comoquiera que sea se liberan por lo menos dos libertades que pueden facilitar enlaces, puentes: dramatizar des-dramatizando, o sea inventar una novela, configurar ficticiamente un estado distinto del presente, curarse, dotarse de nueva realidad. Condenados a la libertad, insertar una trama con novedades semánticas, reaccionar con libertad a pleno: ¿no quedamos así como seres condenados a una vida de novela?, ¿no vendría a coincidir aquí, entonces, liberar y novelar?

Un cacho de “cultura” y “reflexión”, propone nuestro Sartre para poder “siquiera imaginar” un estado “feliz”. Actitud iluminista: la cultura para la emancipación. Sin dudas una faceta de “la cultura” o un pasaje por la culturización, “tomar baños de cultura” (expresión de Jean-Paul) se hace por, o, en los libros, ambientes semi-reales en los que andan sumergidos los estudiantes. El que más, el que menos, pasa por ellos, si es en soporte ‘fotocopia’ o en pantalla, es lo mismo. Necesitamos a los libros (también los libros nos necesitan a nosotros). Los libros, no sólo se visitan, también se habitan y qué importantes son para soñar, por ejemplo con ser algún día el realizador de un proyecto social o artístico o para perfilar un estilo subjetivo en mi futura escritura autoral. Así, una definición de estudiante de nivel universitario que vendría bien acá podría ser esta: aquel que pasa por otras obras para hacer que aparezcan nuevas obras. Es pasando por otros pensadores y otros pensamientos que se re-crea, forma y da forma a una lectura, para hacer nuevas letras. No obstante “la ley de la lectura –de nuevo Barthes aflojando tensiones- ya no proviene de toda una eternidad de cultura, sino de una autoridad, rara, o al menos enigmática, que se sitúa en la frontera entre la Historia y la Moda.”
[9] La alienación por la lectura –el mundo de sufrimientos, el extravagante mundo bizantino de la intelectualidad, ‘mundo’ en sentido heideggeriano: atmósfera, clima - la moral de estudiante esa que deposita en el creador/autor y hasta en el docente, lo bueno y lo verdadero hay que verla como un método obsoleto, pensar en saberse todo del autor y entender la temática completa tiene que ser un impedimento a deshacer. Lo contrario: ningunearse a sí mismo.
La filosofía de la libertad de Sartre da una mano para poder “darse cuenta y cambiar” (individual y colectivo). Con su Gran Teoría de la Libertad podemos decir que Sartre hace una teoría de la lectura, y nos la da
[10] para usarla como modo de lucha contra la carencia cultural de estos sectores aludidos, entendida como falta de posibilidades para desarrollar las capacidades singulares de cada uno en la historia. Cuanto más lo pienso más creo en la promoción de experiencias de creación de otras vidas posibles, en fundar otro modo de vida como seres estudiantiles, para no ser objetos tristes de inercia, sino habitantes de una experiencia dichosa de estudio en la que novelas, filosofía, cinematografía, música, canto, sean la materia misma de la vida. Pudiendo no amargarse y hacer que no se nos vayan los mejores años de nuestras vidas en sufrir, la filosofía de Sartre (el arte de su filosofía debería decir) sirve para operar con confianza ante la reciprocidad realidad-ficción según condiciones históricas y sociales.
Sartre me gusta porque impulsa el arte del pensamiento, experiencias sensitivas y cognoscentes, diapasón de la sensibilidad, espejo donde mirarse y encontrarse. “Gozar… es tan diferente al dolor…” canta Charly García. Me quedo por aquí.

LIBROS. ESE FETICHE ¡QUÉ ROMPECABEZAS! ¡Libros! Los libros son seres a quienes los intelectuales (lectores, diletantes, estudiantes, estudiosos, profesores, etc.) les otorgamos, a veces, más cariño y respeto que a la gente de la vida corriente. ¿O no? Proust dice que para un autor el libro es una “conclusión”. Quisiéramos que el autor converse con nosotros y nos responda preguntas pero lo más que puede hacer es despertarnos deseos. Peter Greenaway, por su parte, afirma que cuando termina una obra, tan sólo está dejando de escribir. Así, las conclusiones del autor resultan “incitaciones” para el lector: levantar la cabeza y configurar una narración, o sea novelar, contar una historia. Yo acompaño estas posiciones que prefiguraron el concepto de obra abierta aparecido en los ’60.
No importa lo que el autor ha querido decir, importa lo que el lector entiende. Es necesario dejar que sea la creatividad la que ordene, que fluya la sensibilidad de barbarie, eros y verbo, silencio, salvaguardias de la intimidad. La tesis sobre la muerte del autor, sostenida por Barthes y Michel Foucault, hace serie con todo esto y pudiera ser que sea inmanente a la ontología de Sartre produciéndose en la forma de un corrimiento hacia el lector. Incluso el mismo Sartre quedaría constituyéndose, en El ser y la nada, en un receptor, en un francés obrando con la obra de Heidegger, Ser y tiempo.
No inclinados al servicio del ser ahí, del ser de ahí, del ser del libro, del autor, del comercio de los grandes autores (idolatría, ídola del foro de Bacon). Inclinados al servicio del ser de acá, en lo que el autor tiene poco para ayudarnos. Madame de Sevigné
[11] (1626- 1696) anunció esta posibilidad y el padre de todo este giro fue, sin duda, Proust al escribir que “cada lector, cuando lee, se lee a sí mismo”. Proust, el que inspira a los filósofos, precursor de la Estética de la Recepción[12] (para la cual al recibir una lectura siempre hay productividad) ya lo decía en Contra Sainte-Beuve: “[…] ese método que consiste en no separar al hombre de la obra, en considerar que para juzgar un libro […] es importante echar mano de toda información posible sobre el autor, el cotejar su correspondencia, el interrogar a los hombres que ha conocido […] leyendo lo que hayan escrito sobre él si ha muerto, ese método desconoce […] que un libro es el producto de otro yo [distinto, separado] que el que manifestamos en nuestras costumbres, en la sociedad, en nuestros vicios [si queremos entenderlo a ese yo, sigue Proust] lo lograremos buscándolo en el fondo de nosotros mismos, intentando recrearlo en nuestro interior”[13]. La idea vertebral aquí es separar el yo que escribe del yo que vive, el (yo social). Sartre no es Sartre. Eso, porque se habla en la lengua propia pero los textos se escriben en lengua distinta, como extranjera. Así, una posición fundamental de lectura es que estemos con el ser de acá, guiados por esta fórmula que cantan los Redonditos de Ricota: Lo que debes / cómo debes quedártelo…Letras y espíritu, como obedeciendo a esa expresión tan hermosa de los rochenses de Uruguay: dale tú que te toca a ti. ¡Libertad lector. Es tu hora!

EN CUANTO A QUIÉN ESCRIBE Y SU OBRA: “sea ensayista, folletinista, satírico o novelista, hable solamente de las pasiones individuales o arremeta contra el régimen de la sociedad, el escritor, hombre libre que se dirige a hombres libres, no tiene más que un tema: la libertad.”
[14]
Es creador el autor porque siempre está mostrando, dando lo que ha visto prevé, busca palabras, las encuentra, las elige, las va poniendo en una página, las controla, las regula, “proyecta”, hace circular algo que considera valioso con el fin de que algo bueno pase. Por tanto es la obra, creación provisoria, no terminada, hoy se pone una palabra, mañana otra en su lugar. Todo ello gracias a confiar y llamar a otro que aporte, con su libertad, a lo inacabado: el lector y su lectura. La cortesía de quien escribe recurre a la conciencia del “prójimo” ya que “El libro se propone como fin la libertad del lector […] Por tanto el autor escribe para dirigirse a la libertad de los lectores y requerirla a fin de que haga existir la obra”
[15]. Los libros son libres llamamientos a la libertad de los lectores, son seres para otros. Veo en esto, además, todo un compromiso con la idea de educar en libertad, tema que corto acá.

EN CUANTO A QUIEN LEE Y LA LECTURA: es otra experiencia, centro de mi tema, aquel que abre el libro, acepta un pacto libre entre libertades humanas. Leer, en consecuencia, es una forma de relación entre dos conciencias, aquí agarro a Proust que me gusta más y dice antes que Sartre, tres décadas antes, dice: se puede leer una obra, no al sujeto que la produjo. Leo subrayados míos, breves pasajes del (mi) tomo VII de En busca del tiempo perdido, considerado doctrina que funda la narrativa del siglo XX. (Añado un título y algunos arreglos entre corchetes):
¡LIBERTAD AL LECTOR!

[Extiéndeme y ábreme en dos]

Lector mío
no seas mi lector
sé el propio lector de ti mismo.

No soy más que una lente,
como la que vende cualquier óptico.
Te doy mi obra.
Sé leyente para que tengas otros ojos,
otros cien ojos.

Se puede hacer con las obras,
con ellas,
volar de estrellas en estrellas,
¡Ay!
Ley cruel:
hace que nazcan las hierbas
para que otros chicos
almuercen en ellas.

Además,
como libro puedo ser oscuro,
de lente sucio,
borroso.
Conmigo no podrás leer.
[Tal vez deberíamos darle la espalda. Deberíamos devolverlo o guardarlo como papel de desperdicios en la letrina]
¿Con este otro?
¿Con aquel?

Autor:
No hay por qué ofenderse.
La lectura es una efusión musical
o no es.


El lector ve y crea, crea y ve. Derramamiento. El libro, instrumento óptico, llama mi libertad, “la requiere” soy indispensable, manos a la obra. ¡Soy necesario! Pero, ¿cómo? Con inteligencia conciente, con entendimiento, con cualidades racionales, sí, al mismo tiempo que utilizando la ficción para la vida de lectura, la casualidad, la coincidencia entre sensaciones e impresiones diversas, cuántas veces comediadas, aisladas de lo que Freud llama “principio de realidad” en un juego con lo verosímil-inverosímil propio del mundo novelístico. Levantar la cabeza de la lectura, rascarse para entender es anonadamiento de la imaginación y esto “no es un poder empírico y superpuesto a la conciencia, sino que es toda la conciencia en tanto que realiza su libertad […] como superación de lo real”
[16], esto posibilita formas rudimentarias de hipótesis, creaciones. Es que hay ideas en la ficción y es buenísimo, por momentos, confundirlas, incluso, con las cosas. Sartre leía así, antes, cuando estaba convencido que nombrar era lo mismo que crear: “durante mucho tiempo tomé el lenguaje por el mundo, combinaba ingeniosamente las palabras, el objeto se enredaba en los signos y yo lo tenía.”[17].

DIALÉCTICA DE LA ESCRITURA Y LA LECTURA. Llegados a este punto, y acá nos vendría bien ir a la Crítica de la razón dialéctica, podemos discernir que escribir y leer son un correlativo dialéctico, que con cada muerte (con una alienación) viene un principio, viene el crepúsculo de una potencialidad. Leer puede permitir que te metas en tu vida espiritual (te toca a ti). Un impulso de otro hace entrar a leernos a nosotros mismos aunque eso no sea nuestra vida misma, claro, pero es un potencial para nuevas lecturas, oportunidad de configurar ese espejo donde mirarse, posibilidad para nuevas escrituras: re-crear y dar forma. Hay obra por uno y por otro (autor, lector) por ambos, en un oficio de vaivén dialéctico. El que escribe reclama una mirada de otro que se pone a mirar sin que aquel lo vea.
Si la dialéctica es el estudio de cómo las partes se enfrentan entre sí y esos enfrentamientos no se detienen nunca, el antagonismo no se puede eliminar, lo que sí puede quedar eliminado es la totalización, la conciliación. Si se elimina el antagonismo, he ahí donde, por ejemplo, la izquierda se ha parecido tanto a la derecha, ambos con autoritarismos que excluyen gente. En la Crítica de la razón dialéctica (de 1960) la fenomenología marxista de Sartre
[18] niega que pueda haber momento de conciliación en la negatividad dialéctica, por eso la dialéctica de Sartre, distinta de la de Hegel, es virtuosamente crítica, porque no totaliza, destotaliza, abre, ya que el hombre es siempre libre, siempre está en algún conflicto histórico, esto es permanente. Volviendo al tema de la lectura, nuestra comedia dramática, el lector queda de co-autor porque genera obra con su reflexión. Si lo que en efecto se está produciendo es una multiplicación, no una resta, cuidémonos desde ahora de decir que murió el autor. La libertad concedida al lector (implicando su alma como realidad singular histórica) abre una heterodoxia por la cual se descubren cosas que jamás se hubiera pensado que existieran, por lo que a su vez estalla la realidad al modo de una revolución, pues leer hace de un libro lo mismo y otra cosa: re-creación.
La confianza es el suelo subjetivo de una experiencia cualquiera. La confianza sostiene tanto el paso que se recorre como el lazo con los otros. Es una hebra de la decisión. No hay decisión si no hay confianza (en mí misma como en otros). Es parte de la posición subjetiva que funda las vicisitudes de un camino, de un camino de lectura. Tanto escribir libros como leerlos comportan actitudes de confianza y generosidad, dos cosas que Sartre destaca en Qué es la literatura. Una obra es como una bisagra entre hombres y hombres y entre hombres y cosas. Un libro no es un dato natural, tiene su fundamento en la libertad humana, “El libro no sirve a mi libertad: la requiere.” (74). Dona y exige.

AL FINAL CUÁL ES. Quisiera concluir con reflexiones tal vez tontas, tal vez hechas varias veces, pero que de algún modo originaron estos papelotes críticos en relación a una gran mayoría de alumnos universitarios. El punto es la actitud para la lucha social. Es tan importante la actitud. En el fondo, lo que quisiera es cortar una ruta, la ruta de la queja de esos a los que les duele leer y estudiar pero que, por cualquier razón, perseveran sin interrogarse (piquete al rezongo y cambiar la historia). Leer desde un punto de vista estetizante, cambiante, tal vez no condense conocimiento pero sí fecunda saber. Si falla, siempre le quedará al alumno el haber hecho un ejercicio.
Ser libre es comprometerse, pero ¿con qué?, ¿libertad de qué? La lectura está en la misma línea de flotación de las vidas, de la vida de habitar un tiempo presente, la buena vida, vivir bien, afirmar la vida, vivir el presente de los enigmas como cuando se está pescando.
Por estas regiones, se ha rebajado la condición humana hasta dimensiones miserables. Pienso en esto: campañas para que miles de indígenas queden desaparecidos, miles de personas que fueron torturadas y desaparecidas en las últimas dictaduras militares y miles de excluidos que es la forma de la desaparición y la tortura en las actuales democracias (trabajadores convertidos en desocupados). Y más, cientos de estudiantes que estudian poco, que disponiendo de tiempo no leen, que tienen dificultades para comprender textos, que quedan trabados en los umbrales de una monografía, descalificados (desaparecidos como estudiantes) y auto-descalificados (“no me da la cabeza”). Los rebajamientos acontecieron y acontecen ante la mirada indiferente o cómplice de gran parte de la sociedad. Mientras lentamente nos avivamos de mucho de lo ocurrido nos preguntamos ¿cómo pudieron? ¿cómo pueden? Unos ejemplos actuales: ¿cómo pueden esos de Gualeguychú impedir nuestros accesos, si tienen más pasteras contaminantes que nosotros? ¿Cómo puede el profesor fulano de esa cátedra exponer a Sartre –por dar un ejemplo- sin haber dado a Husserl o Heidegger? Pero habría que preguntarse ¿cómo pudimos?, ¿cómo podemos permanecer ahí? “¡Profundo sentimiento de determinismo que establece una continuidad de existencia en-sí!” (cfr. arriba). ¿Cómo puede ser que co-gobiernos (estudiantes) no luchen por inventar y desarrollar mejores condiciones de estudio: grupos de lectura, talleres de capacitación, instancias de actualización, una radio universitaria como hay en tantas universidades, empezar por ser obreros de la lectura y la escritura, por ir a la fase de oficio, etc.? Ninguna excusa puede ampararnos. Si estuviera la moda de la libertad satreana sería requeteútil para poder preguntarnos, doxos y logócratas: ¿qué hacemos con ella? ¿Por qué no usarla? ¿Porqué ocultarla? ¿Por qué ejercer el quietismo, la aceptación pasiva y el aislacionismo político? Cómo podemos permitir que a lo largo y a lo ancho de dos años unos pocos señores nos corten los caminos? Cortar caminos: antifilosófico porque es cortar búsquedas. Dejar cortarlos: principio de suicidio social, económico, creativo, político, cultural, estético, principio de esclavitud. Es imperioso elegir paso a paso nuevos modos de existencia individual y colectiva, nuevas generosidades, formar cultura comunitaria. Tendría que ser el objetivo de todos los pobladores de la franja oriental del Río Uruguay: liberar los puentes. Hay que decidir estrategias para volver a usar esos puentes que no son sólo lugares de paso, son sitios de encuentro, de enlace, de construcción de poderes populares. Me fui de tema, ya sé. En cuanto a estrategias para lectores estudiantes de universidades: ¿Seguir preguntándose cómo es posible que los profesores no se actualicen, no filosofen, no forjen un pensamiento propio y aplicable acá? ¿Seguir con “ocupaciones políticas” ocupando institutos, desaprovechando la ocasión para comprometerse con una mejor vida de estudiante, promover experiencias de lectura y su deriva, las notas escritas, para que aparezcan ideas y afirmar la vida de estudiante? ¿Cuándo empezar a concebir otro estado de cosas, pensarse como autor, como estudiante autogestionario del estudio y la lectura? ¿Para cuándo la liberación y el destape? ¿Por qué volar bajo con ¡notas tan magras…!?
Levantar la cabeza y novelar es un principio y un principio no es un objetivo, es un punto de partida, un puente, nada más, para pescar lo que concierne y hacer pensable eso por donde se fue la cabeza. Aprender: se atrapa, se agarra, se fija, se inserta. El ser humano se hace a sí mismo, no desde el sentido de crearse a sí mismo de la nada, o.k., sino en el sentido de que al tomar los obstáculos como la posibilidad de alguna creación, llegará a ser lo que decida. Bien, aquí está el punto al que deseo llegar: ¿qué viene a ser la libertad para los artistas de la fuga, que pareciera que teniéndola no pueden usarla?






Lic. en Filosofía Angélica Sangronis
Primavera 2007

[1] Notas reordenadas basadas en el desgravado de una clase teórica ante alumnos de Sociología, Trabajo Social y profesorado en Filosofía en La casa del vecino (CCZ nro. 2, IMM, octubre/22/2007). El tema tratado era la lectura como función social y los problemas de leer y entender textos académicos vistos como “carencias sociales y culturales”. La coordinadora del taller (Sangronis) en esos días era alumna en un seminario sobre Sartre a cargo del Dr. Milton Maza. Gracias a Adriana Ladro por tener la idea y la iniciativa del gravado y trascripción.
[2]LA REALIDAD HUMANA COMO LIBERTAD: Hay dos regiones del ser: el en-si y el para-si. El es y el no es. El ser y la nada. El punto de partida de la ontología sartreana (la ontología fundamental) es la región del ser denominada en sí.
El ser en si es indiferenciado, es sin sujeto. “Sin razón, sin causa y sin necesidad”. Es existir, simplemente estar ahí, sin relación con ningún otro ser. “Opaco, macizo”. Coinciden exactamente continente y contenido. Es la realidad en sí misma. En El ser y la nada Sartre muestra que el gran suceso acaecido al ser, al en-si, es ser descubierto por una conciencia que existe en tanto fuera de sí, saliéndose de sí, escupida a un mundo que ella no es. Esta es una relación ontológica fundamental que vivimos en el actuar: fuera de mí pero internamente negándome, puesto que la conciencia es vacía de vida propia, “no hay nada en ella, salvo un movimiento para huir de sí misma […] es su propia exterioridad”. En el en-si la conciencia encarna las significaciones. El objeto trascendente aparece a, o para, la conciencia y, así puede ser descrito como fenómeno. Sartre es muy parmenídeo en ésto: el ser es, es lo que es, sin el menor vacío ni fisura por el que pudiera deslizarse nada.
El ser para sí, es la conciencia, es aquello por lo cual la nada adviene al mundo. Para más precisión correspondería decir que es ausencia de ser, desde lo cual Sartre desarrolla su teoría de la libertad. Dispuesta. Intencional. Es actividad. Su actividad es negarse y negar, incorporarse al en-sí, por aquello que puso. Ejemplo: hacer aparecer esto como una mesa. ¿Cómo lo hace? ¿Cómo niega? Busca y busca y su objetivo en toda búsqueda es el ser. La nada no está albergada en el en-si. Está en el para-si. La nada es lo que separa a la conciencia del ser. El acto de negar hace distinguir cosas. Es no ser, ontológicamente falto de ser, es lo mismo, idéntico, a la libertad y a la nada. Es ausencia de ser, no coincide consigo mismo. Él es el que se hace ser.
El fundamento último del para-sí es la libertad. Lo más real del hombre es una ética. La libertad, perteneciendo a la estructura del ser conciente, adquiere sentido al expandirse a otras libertades. El encuentro con el prójimo, la multiplicidad de conciencias, hace tener trascendencia (trascendencia significa exterior) y facticidad que es la decisión, quizás el factor más inefable de lo humano. La teoría de la libertad se basa en el análisis de la conciencia, no es esencia, es acto del para sí. El punto nodal es que cuando se dice que el hombre es responsable de sí mismo, no quiere decir que el hombre es responsable de su estricta individualidad, sino que es responsable de todos los hombres. La elección individual de cada para-sí implica necesariamente un compromiso universal. En El ser y la nada se sostiene este postulado: “la existencia precede a la esencia” y en El existencialismo es un humanismo enfatiza agregando a la responsabilidad absoluta de cada uno (el subjetivismo ético) el compromiso con todo el género humano, seguramente es por eso que la libertad se oculta y aparece la angustia.
[3] Los textos del filósofo no figuran en la bibliografía de los programas de estudio en Humanidades (Filosofía), en Trabajo Social, en los profesorados. A los estudiantes les llegan indirectas. Conocen reacciones contra la generación sartreana (signada por las palabras “existencia”, “libertad”, “compromiso”, “humanismo”) por parte de estructuralistas como Foucault, que lo dejan del lado más de Descartes que de los Beatles, los mochileros y las minifaldas. Felizmente hace 3 años en Montevideo se llevó a cabo un simposio llamado “Sartre y la cuestión del presente” que ha abierto las ganas de enfrentarnos más directamente con la filosofía de este fascinante filósofo. Un caso, además de Noesis, es el curso que la profesora Sabela de Tezanos coordina en la facultad de Psicología.
[4] “La libertad cartesiana”, en El hombre y las cosas, Losada, Baires, p. 242.
[5] Losada, Baires, 1984, p. 461.
[6] Losada, Baires, 1976, p. 49.
[7] O/C, Alianza, Madrid, 1983. Tomo 12, p. 193. En este sentido el predicado “moderno”, si bien polémico, no habría que apurarse a cancelar.
[8] Losada, Baires, 1976, p. 86.
[9] Sobre la lectura (1975), en El susurro del lenguaje. Paidós Comunicación, Baires, 1994, p. 43.
[10] Con Las palabras y ¿Qué es literatura? más El ser y la nada se pueden componer relaciones de miradas que trabajan con palabras. La “comedia de la cultura”: todo un compromiso con una teoría de la lectura. De qué hablan los libros, quién los escribe y por qué, aparecen allí como “preocupaciones” que hay que liberar. Los libros son como una religión, algunos asquean, otros hacen movediza la línea de separación entre lo que es y la representación Qué se lee y qué se entiende, verdad y fábula pueden darse como lo mismo y vivir los libros como la comedia del mal contra la comedia del bien.
[11] En las célebres cartas a su hija, entre el ’71 y el ’96, presentaba las cosas según el orden de sus percepciones, no según las causas.
[12] Escuela de Constanza: imposible es comprender una obra como si fuera una entelequia. En esta línea al siglo XX hay que agregarle las filosofías hermenéuticas de Gadamer y Paul Ricoeur.
[13] Escritos de 1908-1909, no publicados en vida del autor, en los que muestra la reticencia contra el crítico Sainte-Beuve y en los que defiende la importancia de la memoria involuntaria por sobre la facultad de la inteligencia. Tus Quets, Barcelona, 2005, p. 110.
[14] ¿Qué es la literatura?, p. 86.
[15] Ib., pp. 74-77.
[16] Jean-Paul Sartre, Lo imaginario, Ibero-Americana, Baires, 1948, p. 262.
[17] Las palabras, p. 119.
[18] En esta aventura Sartre hace venir de la Fenomenología, el individuo y la conciencia (que dispara para afuera), del marxismo, el contexto de la conciencia, que no es un mundo cualquiera en el que está arrojada (como en El ser y la nada), es un sistema de producción, un mundo condicionado por clases, al que hay que transformar.

Sobre "La construcción" (Angélica)

Ariel, soy Mari. Esta canción, para mí es sublime. Es una película más que una canción. Es inevitable no imaginar las escenas que describe. Es inevitable no "hacerte la película" y llorar un poco. Yo creo que si los griegos clásicos la hubieran conocido, la hubieran puesto en las tablas: hubiera sido una de las "tragedias griegas" de aquellas que estaban años en cartelera y que daban la oportunidad de hacer la "catharsis" de la que hablaba Aristóteles.
Una cosa: OSCAR CARDOZO (“Oscarcito”, nuestro primo) acaba de inaugurar un blog que es importante porque ofrece herramientas para docentes y estudiantes. Y es avalado por el Ministerio de Educación. Hay que RECOMENDARLO. Es este:
www.promseg15.blogspot.com

martes, 27 de noviembre de 2007

Una Letra: Chico Buarque (Ariel)

Construcción- Chico Buarque
Amó aquella vez como si fuese última, besó a su mujer como si fuese última, y a cada hijo suyo cual si fuese el único, y atravesó la calle con su paso tímido. Subió a la construcción como si fuese máquina, alzó en el balcón cuatro paredes sólidas, ladrillo con ladrillo en un diseño mágico, sus ojos embotados de cemento y lágrima. Sentóse a descansar como si fuese sábado, comió su pobre arroz como si fuese un príncipe, bebió y sollozó como si fuese un náufrago, danzó y se rió como si oyese música y tropezó en el cielo con su paso alcohólico. Y flotó por el aire cual si fuese un pájaro, y terminó en el suelo como un bulto fláccido, y agonizó en el medio del paseo público. Murió a contramano entorpeciendo el tránsito. Amó aquella vez como si fuese el último, besó a su mujer como si fuese única, y a cada hijo suyo cual si fuese el pródigo, y atravesó la calle con su paso alcohólico. Subió a la construcción como si fuese sólida, alzó en el balcón cuatro paredes mágicas, ladrillo con ladrillo en un diseño lógico, sus ojos embotados de cemento y tránsito. Sentóse a descansar como si fuese un príncipe, comió su pobre arroz como si fuese el máximo, bebió y sollozó como si fuese máquina, danzó y se rió como si fuese el próximo y tropezó en el cielo cual si oyese música. Y flotó por el aire cual si fuese sábado, y terminó en el suelo como un bulto tímido, agonizó en el medio del paseo náufrago. Murió a contramano entorpeciendo el público. Amó aquella vez como si fuese máquina, besó a su mujer como si fuese lógico, alzó en el balcón cuatro paredes fláccidas, Sentóse a descansar como si fuese un pájaro, Y flotó en el aire cual si fuese un príncipe, Y terminó en el suelo como un bulto alcohólico. Murió a contramano entorpeciendo el sábado.

viernes, 16 de noviembre de 2007

Blog docto (Ariel)

Una dirección para compartir: www.elcircocriollo.blogspot.com

Un colectivo de estudiantes abocado al estudio de la historia reciente de la Juventud Argentina.
Se podrá encontrar canciones, imágenes, fragmentos, poemas y demás.
Que lo disfruten!!

sábado, 10 de noviembre de 2007

PORFÍA. Anácdota (Angélica)


La casa es grande y el corazón también. Es impresionante. Esta experiencia mía repetida: estar en mi casa necesitando algo y que alguien llame a la puerta y me traiga justo eso que necesitaba. Me pasa siempre. Cuando yo fumaba a veces lo que me faltaba eran cigarrillos. Como loca, desesperada, buscando algo que me haga fumar, cuántas veces caían las chicas (Fer, Cami) o El Negro o Marcelo (el profesor de matemáticas) o Carina con tooodos los cigarros que quisiera. Y las veces que estoy sola, con ganas de estar con alguien charlando y llama o viene el o la más indicada que me hace reír, o salir a pasear. Una vez queríamos con Juanita comer algo dulce, era madrugada, todo cerrado… de no creer… ¡caen Marcelo y la novia nueva con un budín de chocolate¡ Ñiam – Ñiam…
El viernes, el 2, Juanita se fue en tren con los Scout a las 4 de la tarde. Yo tenía una pena tan grande… me iba a quedar sola hasta el domingo a la noche, no me gustaba. No tenía efectivo, tenía unos cuantos escritos para dejar definidos, el “logócratas” de Steiner que me acababa de comprar para leer y poca imaginación. Necesitaba un "corte" un descanso pero no me atrevía a hacerlo. Llega a la 1 de la madrugada Lucía, de Neuquén, con 10, sí, diez, amigos a parar en casa.
Más papistas que el Papa. Estos eran la hincha de la murga La Porfiada. Resulta que en Neuquén hay un grupo de artistas que son fanáticos de la murga uruguaya y han formado una. Allá no existe el Carnaval, no existe de verdad, no hay ni feriado, así, esta murga en su presentación canta:
en Neuquén nació esta murga
con lo poco que tenemos.
Sin carnaval ni tablados
¡¡¡premio Nobel por lo menos!!!

Hace 5 años que trabajan, se forman con talleristas de Montevideo, estudian, ensayan, pelean y se pelean no sólo por sobrevivir y vivir la vida de murguista en el Valle de la Patagonia, además venían soñando con hacer una presentación en Uruguay. Esta semana se lleva a cabo en Montevideo el encuentro de Murga Jóven, la Secretaría de Cultura de la IMM incluyó en la agenda a La Porfiada y La Porfiada presentó el espectáculo el martes 6 a la noche con toda su porfía. Así cantaron el saludo:
Llegó La Porfiada
Y el Templo de Momo se va a alborotar

Y esto tal cual. Yo que vivo en Montevideo y con algunos murgos siempre charlo, me han dicho que fue tan perfeccionista el esteticismo de La Porfiada que lo hacen mejor que los de acá. Estuve en el Defensor Sporting, en el club donde se hacía el Encuentro ese día, estuve entre el público sumándome a la hinchada de La Porfiada, o sea con mis huéspedes, estuve en medio de la vibración. ¡Qué fuerza! ¡Cómo aplaudía y gritaba el público uruguayo! Lo que a mí me gustó mucho fue el aspecto narrativo, desde el saludo hasta la retirada. Muy buena esa magia para capturar al espectador y que siga los temas. Los temas ¿qué temas? En toda murga se canta un cuplé con un salpicón o popurrí de actualidad. El motivo de estos fue “la basura”. Sobre la basura, un doble juego. Por un lado una autocrítica como murga que canta mal: queríamos un buen salpicón / dejar bien escrachados a uno o dos / pero / el salpicón porfiado no es más que pura basura. Por otro, la basura que tiramos todos: es residuo tuyo y mío. Basura hay en las montañas, en la calle y en el río. Y esto los lleva a presentar posición sobre Botnia, canta el coro:
Mirándolo bien de lejos, nosotros somos el tacho
Europa todo muy lindo. Sudamérica un escracho
Lo que allá no lo permiten
Nos lo mandan para acá
Si total somos millones:
Uno menos… uno más…
Y la industria del papel trae sólo lo que ensucia
Lo que da guita está allá
¡fíjese usté cuánta astucia!

Vigile bien señora
La basura de la cuadra
porque la murga revisa
la analiza y se la guarda.

La retirada. Anoche se fueron todos, La Porfiada, los huéspedes, la hinchada. ¿Qué me quedó entre manos? En principio nuevos amigos, las ganas irrefrenables de volver a Nqn., algunos aprendizajes teóricos y ojos, oídos y conciencia renovada para la murga como expresión artística y social (barrial). Hasta tengo ganas de aportes como “letrista”
Uno de ellos, de los que se alojaron en casa, es cafetero. El vagabundo este tuvo un Café y ahora decidió ir a la gente, lo vende caminando y voceando en la calle. Me contó la historia del café. La planta salió de Etiopía y según su tesis el café en tanto brebaje lo introduce Oriente en Occidente a modo de “función social”: para atenuar efectos del alcohol en aquellos que se han sobrepasado quedando muy “locos”. El café para la paz. La empresa de este cafetero se llama Cafélix, porque él se llama Felix, aunque yo lo bauticé Keny Roggers. También participa del programa radial Efecto tábano siempre contando historias de café.
Otro de mis huéspedes fue un Mapuche. En Nqn. hay indios. Isaías. Es piquetero, “yo corto caminos” me dijo. Una conciencia altísima el indio este, me comenta: “yo no entiendo que acá muchos tengan el mismo problema y no se unan para resolverlo. Allá, en el 2002 éramos unas cuantas familias sin techo, sin casa. Tomamos un barrio. Hoy estamos como queremos. Gracias a los derechos de los niños y de las mujeres no nos saca nadie”. Se dio cuenta enseguida de la falta de “movimientos sociales” entre Uruguayos, de la falta de “alterglobalización” como le gusta decir al filósofo Viscardi, “cuántos locales de partiditos que ví” dijo cuando llegó de una caminata.
Hubo una pareja, Paula y Hernán, ella embarazada, que dieron muchas vueltas por Argentina, vivieron en Córdoba y no sé dónde más. Este año decidieron volver a Neuquén a radicarse porque creen que ese es el mejor lugar para formar familia, “uy! Nosotros amamos Neuquén” dijo ella sonriendo. Yo pienso: qué lindo hablar así, hace tanto que no escucho una frase tan cariñosa sobre el terruño elegido.
Lucho, el chef encargado de la cocina del Automóvil Club Argentino de Cipoletti, me dejó de regalo una remera que dice Neuquén- Patagonia argentina.
Emilio, el Niska, un batero, otro personaje… Silencioso, mira lejos, calmo, habla mucho de la madre que es una filósofa que se la agarró con Bajtín así como yo con Proust.
Yo que no quería estar sola el viernes 2 y a mi casa de puertas abiertas, entró tanto afecto, que hoy después del aluvión estoy como engrandecida. Yo necesitaba vacaciones y las tuve en mi propia casa. Corté de lunes a viernes con todo escrito, con toda lectura, con toda la atención a mis alumnos. Mis gastos corrieron esos días por cuenta de mis visitas.

Botnia (Ariel)