TINTA ROJA

dos hermanos a impulsos de la sangre

lunes, 29 de octubre de 2007

UN SEÑOR POLLO


Esta es la historia de una vez que dos pollos debatían ésto: ¿Qué es mejor, que te coman asado a la parrilla o en estofado con tallarines?.
Bien pensado lo que debatían era un tema muy importante: ¿Cómo es mejor morir? Pero se hace más importante para los pollos si pensamos que después de muertos los hombres los comerán. Incluso, casi todo el mundo piensa que para eso existen los pollos: para que crezcan así los matamos y los comemos.
El pollo A y el pollo B se encontraron en la entrada de un campito, casi enfrente de la tranquera, la carretera estaba por ahí nomás.
El pollo A sostenía que lo mejor para él es en estofado porque el calor del fuego lo podría ir sintiendo de a poquito y, por otra parte, casi siempre estás acompañado del tomate, personaje divertido y muy poético.
B le dice: Ah! Eso es terrible. Te cortan en pedacitos cuando estas crudo, antes de echarte a la olla. Yo prefiero en una parrilla, porque por lo menos estoy todo juntito conmigo mismo. Y lo del calor de a poquito, te digo la verdad, prefiero que sea rapidito ¡Y pronto! A otra vida enseguidita.
-¡Epa! Mira quien anda ahí – señala el pollo B – vamos a llamarlo.
-¡Ignatooooo!
-¿Cómo andan pollos? - Saluda Ignato, cuando ya los tres estaban al pie de la tranquera.
-Aquí estamos, discutiendo si viajar en estofado o en asado para llegar a ser bocado. Y vos ¿qué haces?
-Y... caminando un poco, es que estoy muy gordo y quiero bajar un poco la panza.
A y B se miraron con asombro, como si hubieran visto un perro verde.
-Queridos pollos –empieza a explicar Ignato- yo tengo un nombre y un apellido, y aunque no me crean ese problema que ustedes tienen no lo conozco, para mi no es problema. Mi destino más allá de la muerte no es el de ser un plato de comida.
-Pero ¿en qué mundo vivís, para que existís? Si a nosotros nos tocó esa: plato de comida, estómago, tuberías, etc, etc.
-Miren pollos compadres, la cosa es así: tuve la suerte de crecer en lo de los Luchetti. La chacrita esa que viene después de la rotonda. El hijo mayor, el Tanito, se encariñó conmigo, me daba siempre maíz del mejor, me acariciaba la cabeza con tres dedos mientras miraba el horizonte, y, lo máximo fue cuando me hizo entrar a la casa. ¡Una hospitalidad que ni se imaginan! Toda la familia me iba tirando miguitas de pan, me dieron leche, el Tanito hasta me tiró una cobija en el suelo para que duerma. A decir verdad hoy soy la mascota del Tanito. Alguien me ama como pollo vivo, por eso vivo en otro mundo: soy Ignato Perplejo Catapulta. Y así está registrado en la ficha de la veterinaria donde me atienden cuando me resfrío. Les hago una pregunta ¿Cuánto vive un pollo común y corriente?
-Unos 6 meses, cuanto mucho. Contestaron A y B a dúo y algo desconcertados.
-Bien, ¿saben cuánto tengo yo? Nueve años tengo.
-¿¡ Nueeeeeeveee!? Sos más viejo que Matusalén.
-Si, nueve. Y para cuando me muera (yo los escucho decir siempre a los Luchetti) andan pensando en guardar mi cuerpo adentro de la tierra. Yo hasta formo parte de los retratos de la familia.
Charlaron de algunas otras cosas, luego de despedirse Ignato siguió su rumbo y quedaron los otros dos pollos ya no más discutiendo aquel meollo.
-Mirá. Ya entendí -dice A a B- ¿Te das cuenta? ¡Nosotros ni nombre tenemos! No se trata de estofado o asado, se trata de ¿porqué la gente (menos el Tanito) nunca tiene un pollo como mascota?


Angélica Sangronis Mayo/14/2006

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