TINTA ROJA

dos hermanos a impulsos de la sangre

martes, 30 de octubre de 2007

METAFORAS, T.P. Ariel

Trabajo Final:
Curso Acompañante Terapéutico 2005

“METÁFORAS”
Sangronis, Ariel R.

Noviembre de 2005.-

METÁFORAS

Me acobardó la soledad
y el miedo enorme de morir lejos de ti …
¡Qué ganas tuve de llorar
sintiendo junto a mí
la burla de la realidad!
Y el corazón me suplicó
que te buscara y que le diera tu querer…
Me lo pedía el corazón
y entonces te busqué
creyéndote mi salvación…
Y ahora que estoy frente a ti
parecemos, ya ves, dos extraños…
Lección que por fin aprendí:
¡cómo cambian las cosas los años!
Angustia de saber muertas ya
la ilusión y la fe…
perdón si me ves lagrimear…
¡Los recuerdos me han hecho mal ¡
Palideció la luz del sol
al escucharte fríamente conversar…
Fue tan distinto nuestro amor
y duele comprobar
Que todo, todo terminó.
¡Qué gran error volverte a ver
para llevarme destrozado el corazón¡
Son mil fantasmas, al volver
burlándose de mí,
las horas de ese muerto ayer…

COMO DOS EXTRAÑOS
José María Contursi y Pedro Laurenz (1940)


Metáfora, “palabra de origen griego que sirve para designar la imagen resultante de trasladar —mediante un solo término o una perífrasis— el nombre de un objeto a otro, ligados ambos por una relación de analogía".
Metáforas psi, metáforas tangueras, reales vinculares.
Amar y trabajar, respondía Freud, como una proposición ante la pregunta sobre qué había que hacer en esta vida. Amar y trabajar como metáfora.
Amar es toda gama de afectos posibles. Con otros, por otros, para otros, a pesar de otros. Relaciones sociales por las cuales afectamos y somos afectados. Si no, nos desmoronamos. Nos desplomamos de esa construcción cultural que llamamos sociedad.
Trabajar es parte del amar. El trabajo ordena la secuencia de lo cotidiano. Interviene en la producción de la economía, la del bolsillo y la psíquica, incorporando al sujeto a la realidad y a su comunidad.
En otra metáfora, la del Estadio del Espejo, Jacques Lacan describe cómo el infans, ese pequeño en proceso de ser neurótico, percibe en el espejo la imagen unificada de su cuerpo y se “jubila” para siempre. La imagen es jubilatoria: “de acá en adelante ese soy yo”. El espejo es el Otro.
Y aquí comienza la aventura del vivir y de inscribirse en el amar y el trabajar.
Para Lacan nos constituimos como sujetos neuróticos, que no es nada biológico ni tampoco hereditario, ante la presencia de Otro. O aun antes, antes del nacimiento, con el deseo de la madre. Somos el producto del deseo de otro/a.
Otro primordial que nos dona una batería de significantes. Otro que nos constituye y que da como resultado el sujeto hablante. Un sujeto del lenguaje. Un cuerpo biológico afectado a la palabra. “Este acceso al lenguaje implica por lo tanto la integración de una materia significante (fonemas: vocales y consonantes) ofrecida por el medio social y cultural. Al llegar al lenguaje, el sujeto estará totalmente dominado por el orden simbólico. Y no solo dominado sino constituido por ese orden. El sujeto está, por así decirlo, tejido por la trama del lenguaje”.
[1]
Ese bebé al nacer deberá tramitar dos momentos en su constitución subjetiva: el momento de la alienación, donde queda a merced de quien satisfaga sus necesidades (función materna), y el momento de la separación, donde ya es soportable la ausencia del otro. Se instala en el lugar de sujeto a través de la función de terceridad (Nombre del Padre) generando la separación.[2]
Sujeto del lenguaje, sujeto del inconsciente, sujeto del significante. “Sujeto es lo que un significante representa para otro significante”.[3]
Amar, trabajar, palabras, lenguaje, habla. No por casualidad Anna O., la mítica paciente freudiana, llamó a aquel tratamiento (Psicoanálisis) “talking cure”, cura por el habla.
Significantes que se entrecruzan con otros significantes creando lo más valioso del ser humano: el vínculo, el lazo afectivo, social.
En el Marco de Realidad en el que vivimos, es decir, la cultura, que estabiliza y ordena el caos subjetivo, solamente nos salvaguardan esos vínculos y las estructuras sociales de sostén. Los otros y la cultura, las significaciones sociales.
Después de la catástrofe neoliberal algo arrolló y desequilibró lo que creíamos sólido. Llegó para quedarse. Sintetizando y mucho: la globalización y sus consecuencias. Una nueva era de velocidad, de fragmentación, de impunidad, de un orden, o desorden, bastante asesino que manda a la mayor parte de la población a enfrentarse con aspectos que deterioran la calidad de vida: La miseria y el hambre. La desocupación, que ya parece una marca de identidad. La falta de proyectos de vida. La desesperación, tristeza, soledad. Vivencias subjetivas de crisis y angustia. Pibes sujetos del consumo y pibes de y en la calle a la deriva. Estrés. Miedos injustificados, para una mirada externa, junto a otras expresiones que dan cuenta de una ruptura de los lazos sociales.
En un mundo globalizado, conectado a redes virtuales y sociales, donde el mercado es rey y nosotros consumidores, más que ciudadanos, dónde quedan los que sobran?. Están expulsados?. No excluidos, expulsados?. ¿Expulsados del amor, el trabajo y de las palabras?
En tiempos de Modernidad tardía o de Posmodernidad, de fin de certezas, nuevos desajustes conductuales, nuevas patologías, o exacerbaciones de viejos trastornos se hacen patentes frente a tanto malestar social.

“… creo que hay un cambio en esas patologías (las del psiquismo). Lo que se discute es cuál es su etiología, las causas que provocan esos nuevos trastornos. Para mí es claro que han sido producidas, en lo fundamental, por las bruscas modificaciones en las condiciones de vida de la sociedad. . Es evidente que hay patologías como la esquizofrenia o los autismos infantiles en los que se pueden descubrir componentes predominantemente biológicos, sin que sean en sí mismos causales últimos. Pero en todas las demás enfermedades psíquicas las determinaciones representacionales, de origen social, son decisivas. Los cuadros que vemos a diario de depresiones, ataques de pánico o ansiedades agudas, por sólo citar algunos o los más frecuentes, no se producen por razones genéticas sino que se precipitan como consecuencia de las intensas mutaciones sociales que se han generado en el mundo y que, en nuestro país, como es posible recordar si ubicamos la memoria en la última década del siglo pasado y los comienzos de la actual, alcanzaron contornos de catástrofe histórica. El estado de indefensión general en que sumió a millones de personas esa terrible metamorfosis en las formas de vida dejó al psiquismo expuesto a toda clase de inestabilidades”.
[4]

Tomo algunos de ellos como los Trastornos de Ansiedad que, aunque su diagnóstico sea policausal, tal ves se presentan como síntomas individuales de situaciones sociales. Síntomas de inadaptaciones, entendiendo la “adaptación” no como alienación sino como la manera activa que tenemos de enfrentar la v-i-d-a.
O tal ves sean Acting Outs sociales expresados por sujetos que muestran, gritan silenciosamente, que alguien los escuche.
En una encuesta publicada por Clarín, una de la escasas que se encuentran, se ve claramente que el estrés, con un 58,6% se encuentra como primer factor de riesgo que gravita sobre otros (Colesterol 54%, Hipertensión 37,2%, Tabaquismo 20,7%, etc.)
No hay un aparato mecánico que mida o regule el estrés, la ansiedad, los “nervios”. Sí, ciertos parámetros cuando la ansiedad es excesiva, persistente, paralizante, con preocupaciones desmedidas e irracionales y con manifestaciones físicas, psicológicas y conductuales.
Una importante diferenciación es entre la ansiedad normal y ansiedad patológica. La ansiedad, aceptada socialmente como normal, es aquella que tiene como función motivar conductas para superar situaciones donde las emociones básicas se incrementan frente a un peligro o desafió presente o futuro y generalmente disminuye de acuerdo a como se resuelve un conflicto que la desencadena.
Ansiedades paranoides y depresivas, de pérdida y de ataque, de actitudes frente a los cambios, que coexisten y cooperan, generando resistencias a los mismos. Que no pueden considerarse patológicas si el monto de las mismas no anula la capacidad de vivir.
Una ansiedad patológica es aquella que se presenta como una respuesta exagerada, no necesariamente ligada a un peligro, generando malestar, paralización y condicionando conductas.

Se pueden observar diferentes manifestaciones:
[5]

Físicas:
Taquicardia.
Sensación de falta de aire.
Respiración rápida.
Dificultades para respirar.
Disminución de la libido.
Nauseas, Vómitos, Diarrea.
Sensación de desmayo ya.

Hormigueos o parestesias.
Fatiga excesiva.
Comportamentales:
Inquietud o hiperactividad.
Parálisis motora o inmovilidad.
Movimientos torpes, desorganizados.
Conductas evitativas.
Alcohol.

Automedicación

Psicológicas:
Ansiedad o angustia.
Sensación de inseguridad.
Preocupación excesiva.
Sentimientos de inferioridad.
Indecisión.
Falta de concentración.
Apatía.
Miedo a morir.
Pensamientos desagradables.

Depresivas:
Tristeza.
Abatimiento.
Desinterés.
Trastornos del sueño.
Sentimientos de culpa.
Ideas de autoeliminación.
Pesimismo.

Todas estas puntuaciones es lo que se ve, lo fenomenológico, lo que describe una serie de síntomas y signos mostrando cómo es la conducta de un sujeto afectado por estos trastornos, pero no lo que le pasa de verdad. Deja afuera la subjetividad, el rico paisaje interno poblado de vivencias.
Si es sujeto de la palabra, del inconsciente, para Lacan allí estará la “verdad”, la verdad del sujeto.
Tanto para el analista, que interpretará un decir, como para el Acompañante Terapéutico que no interpretará, pero estará atento a los decires, el abordaje es por vía de la palabra, por lo tanto no deberá “taparle la boca”, sino escucharlo a través de las diferentes manifestaciones.

“En una reunión J. se presenta diciendo sarcásticamente: “soy un TAG y un TOC”, es decir, no dice su nombre sino que tenia internalizada la clasificación del DSM-V. En su discurso, hablando de su vida, varios actos fallidos se le filtraron: “…pude haber hecho otra cosa, pero me quedé ahí esperando que el auto se enfríe” o “…doy un paso adelante y diez atrás. No, perdón uno atrás y diez adelante”, “ … quiero cambiar el auto y necesito firmar el cero otro, digo el cero ocho…” , después ahonda más en otras cuestiones personales y cotidianas: “… es como que daba pena así todos se ocupaban de mí”, “no tengo laburo fijo, vivo del plan… tengo que tomar pastillas para dormir” …Se mostraba inquieto, fumando sin parar y con poca capacidad para escuchar a los otros.” …

Yo lo oía pero no estaba en rol, era simplemente un encuentro, un cumpleaños. Pensé, escuchando, que allí estaba la posibilidad de encontrar una verdad, su verdad, y que como futuro A.T. podía intervenir con mi escucha atenta intentando que aborde, en el espacio pertinente, más profundamente esos fallidos.
El A.T. como auxiliar y colaborador de un sujeto en sus procesos de producción de cambios. Tal vez de pequeñas modificaciones en su conducta que den cuenta de un guión propio, el del sujeto del acompañamiento.
En cuestiones del sentir, el mío, varias temáticas me han impactado a lo largo de este curso. Una es conocer, un poco más, la teoría lacaniana que además se conecta con aspectos más personales, mi propio análisis de por medio. Y la otra temática, la elegida para este trabajo final, es un tema que hace tiempo trato de investigar desde mi lugar de observador de las conductas psicosociales. Aunque dude bastante, y más allá de factores disposicionales personales, creo que estos tiempos por los que atravesamos forman parte del caldo de cultivo para estos trastornos.
Y es ahí donde el A.T. deberá poner a prueba un concepto aprendido en la teoría, el de Distancia Instrumental Operativa o la capacidad aptitudinal, personal, de construir la empatía filosófica necesaria para no quedar atrapado en las redes que provoca toda intervención terapéutica.
Metáfora de “la burla de la realidad”, nos acerca a parecer dos extraños. Ella y nosotros.

Ariel R. Sangronis
Noviembre 2005
























[1] “Para comprender a Lacan”, Jean-Baptiste Fages. Edit. Amorrortu, Buenos Aires.
[2] Apuntes de Teóricos, Carlos Graiño,Curso de A.T. 2005.
[3] Aforismo de Jacques Lacan.
[4]Silvia Bleichmar: “El Malestar Psíquico”. Reportaje revista Cabal, setiembre/octubre 2005.
[5] Síntesis ficha de cátedra. Curso Acompañante Terapéutico 2005.- Dr. Carlos Muñiz.

1 comentarios:

Anonymous Anónimo ha dicho...

new playtech casinos: The best slots, new bonuses and dafabet link dafabet link william hill william hill planet win 365 planet win 365 56Best Parlays Nfl Betting Sites & Sportsbooks - 2021

16 de enero de 2022, 1:03  

Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]

<< Inicio